En nuestro anterior post os hablamos de lo que era una pérgola y cuál era su uso, en este detallaremos los tipos de pérgola que hay para que podáis diferenciarlas y elegir la que mejor se ajuste a vuestras necesidades.
Las pérgolas van sujetas por pilares de madera o de acero, normalmente las de madera dan un aspecto más rústico y natural, y pueden encontrarse en diversas formas: cuadradas, redondas, con formas, etc.
Las pérgolas pueden:
- Ir a la pared, donde irá anclada, contando con unos cuantos pilares; este planteamiento consiste en hacer de ella una extensión de la casa.
- Ir con los pilares, para crear un ambiente cálido y reconfortante.
Colocar una pérgola en tu hogar tiene más ventajas de las que crees.
Si nos metemos más en detalle tenemos los materiales de los que pueden estar fabricadas:
Las pérgolas de madera ofrecen una calidez y una naturalidad que ningún otro tipo de material puede dar, suele ser la opción más solicitada por su belleza innata. Por el contrario, tiene alguna desventaja y es que la madera requiere de un mantenimiento si no quieres que se estropee con las inclemencias meteorológicas.
Las pérgolas con cubierta de lona son las más tradicionales, lo más eficaz en este caso sería elegir una lona acrílica que esté teñida en masa para que su limpieza sea más sencilla, además suelen ser más fuertes. La estructura de la pérgola queda a tu elección.
Las pérgolas de aluminio son muy resistentes a los cambios meteorológicos, no requieren de mantenimiento y son de fácil montaje.
Las pérgolas de obra suelen ser parte de la propia estructura de la casa (cemento, hormigón, ladrillo, etc.), con la particularidad de poder combinarla con madera o algún otro material.
Las pérgolas de bambú están fabricadas con cañas de dicho material y son bastante estéticas y armoniosas si quieres darle un estilo zen a tu jardín o terraza.
Las pérgolas de cáñamo son algo más económicas pero tienen menos durabilidad que las demás, aunque si lo que quieres es algo rústico este es tu material.
Las pérgolas bioclimáticas nos posibilitan regular la luz y la temperatura de la zona a través de unas lamas graduables que permiten abrirse y cerrarse según lo que queramos en cada momento (de manera manual o mecánica). Por ejemplo, en caso de calor se pueden abrir para que entre el aire fresco, y en caso de lluvia se puede cerrar para que no entre el agua.
Desde luego hay una gran variedad de pérgolas donde podrás elegir la que más se adapte a tus necesidades, ahora solo queda la reflexión y saber cuál te conviene más.